La juventud que, consciente y constantemente, lucha por lograr la libertad individual y por conseguir el desarrollo de su Patria, está en la obligación de organizarse. Hay dos razones primordiales que nos comprometen:
El impulso instintivo de socializar entre personalidades con ideas y convicciones morales de la vida y la existencia consideradas similares a las nuestras, tolerando las diferencias conceptuales o conductuales, que son, en última instancia, las que, dialécticamente, enriquecen la vida.
Y la afirmación objetiva de que el bienestar social e individual jamás pueden ser considerados aisladamente, sino que uno depende del otro para su realización plenamente humana.
Esta convocatoria a la organización política y partidaria siempre ha resurgido históricamente en los procesos evolutivos de todas las sociedades. Las dominicanas y los dominicanos, la juventud dominicante, tiene ante sí, no sólo el reto de la emancipación colectiva del pueblo, sino, ante todo, la emancipación de su personalidad modelada y manipulada por las ideologías derivadas de las económicas que les dominan.